‘Pasotas’, un repaso al mundo rural en los 80’s

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En la década de los 80, cuando España se encontraba en pleno proceso de transformación social y cultural, surgió una figura que encarnaba la desilusión, la apatía y el desencanto de una juventud que, entre la transición democrática y la explosión de la movida madrileña, no encontraba su lugar en el mundo

Este arquetipo de juventud, que se resistía a ser encasillada en los moldes tradicionales, queda reflejada en la obra de Carmelo Manresa: “Pasotas”.

Manresa, escritor alicantino, captura como pocos el espíritu de una generación que oscilaba entre la indiferencia y la rebelión. En “Pasotas”, publicada por Dolmen Editorial,  el autor explora las vidas de jóvenes que han decidido renunciar a las normas sociales, a las expectativas de sus padres y a la ilusión de un futuro prometedor. En su lugar, eligen la apatía como forma de resistencia, una postura que, aunque parece pasiva, es en realidad una poderosa crítica al sistema.

El término “pasota” se popularizó en aquellos años para describir a aquellos que, frente a los cambios vertiginosos de la sociedad, preferían la indiferencia antes que la participación. Pero en la pluma de Manresa, esta figura no es un simple espectador pasivo; es un ser humano que ha decidido desentenderse de un mundo que considera hipócrita y sin sentido, que cae en el consumo de drogas y lo underground como vía de escape a una sociedad que no les entiende.

La novela está ambientada en un pueblecito levantino llamado “Alcaucil”, que contrasta con la vibrante explosión cultural de la Movida. Los personajes de “Pasotas” deambulan por un paisaje rural marcado por la vida sencilla, costumbrista, de ancianos en los bares jugando al dominó y padres severos que buscan la corrección para sus hijos. El pueblo, sencillo y llano, se convierte en un reflejo del estado emocional de los protagonistas. Las calles, los bares y las casas en las que transcurre la acción están impregnados de un sentimiento de desarraigo y vacío existencial, de unos jóvenes que buscan la forma de entender el mundo que les rodea.

Los protagonistas de “Pasotas” son jóvenes sin rumbo, que han perdido la fe en la política, en el amor y en el trabajo

Los protagonistas de “Pasotas” son jóvenes sin rumbo, que han perdido la fe en la política, en el amor y en el trabajo. Son seres que, aunque rodeados de gente, están profundamente solos. Manresa los dibuja con una precisión casi quirúrgica, mostrando sus contradicciones y su desesperanza con una crudeza que desarma. Desesperanza que les lleva a volcarse ciegamente en la música de la época, las pandillas de amigos y el consumo de drogas.

Lo que hace que “Pasotas” sea tan impactante es la manera en que Manresa se adentra en la psicología de sus personajes, mostrando cómo la falta de objetivo e información lleva a los personajes a diversos destinos relacionados con el consumo, cuyo protagonista, Miguel “el melena” cuenta en primera persona. Estos jóvenes, que han crecido en una España en transición, sienten que no tienen un lugar en el nuevo mundo que se está construyendo. El futuro, que para otros parece lleno de promesas, para ellos no es más que una continuación del vacío presente.

“Pasotas” es una retrospectiva mordaz a la sociedad española de los años 80, una denuncia de la hipocresía de una sociedad que, mientras celebra su modernización, cierra los ojos ante los problemas reales de sus jóvenes, y la vanagloria de una época que se recuerda desde la nostalgia y la irreverencia, pero que es fruto de multitud de cadáveres y vidas rotas.

Sin duda, Carmelo Manresa dibuja un marco fotográfico de una época rural en ebullición desde el amor y el respeto absoluto, dejando un relato personal que conecta con el lector.

Fuente: Pablo D. Santonja en nuevatribuna.es

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