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El debate sobre la inmigración está echando chispas en los medios, las redes y en la sociedad entera
Pese al ardor del debate, los insultos y la violencia verbal, las posiciones expresadas por las diferentes fuerzas políticas del arco parlamentario, con contadas excepciones, terminan pareciéndose como dos gotas de agua.
La derecha habla de deportaciones masivas, criminaliza a los inmigrantes con bulos y rumores y alaba la brutal represión de las fuerzas policiales en las fronteras de Ceuta y Melilla donde las palizas y devoluciones en caliente son cotidianas.
Por su parte los partidos del gobierno que se dice de izquierdas levantan la voz contra las “mafias del trafico de personas”, las mafias de los cayucos y hablan sin tapujos del “imprescindible retorno de los inmigrantes irregulares”
Todo esto en un contexto en que las llegadas por la mortal ruta canaria no cesan y cuando se reconoce que no cesarán por el agravamiento de los conflictos bélicos y sociales en el continente africano y el sur global.
Curiosamente la voz que menos se escucha, no porque no hable, sino porque no se la da cabida es la de las personas directamente implicadas: las y los inmigrantes. Como organización de inmigrantes que somos queremos aportar nuestra opinión en este tema e instar al resto de organizaciones solidarias y hermanas a que expresen la suya.
La llegada de personas inmigradas no dejará de aumentar. No se trata de un efecto llamada sino de un efecto huida. Las guerras en África crecen por doquier y en muchas está directamente implicada la Unión Europea, la Rusia de Putin o la OTAN y las empresas multinacionales de venta de armas. Libia, Mali, Sudan, Eritrea, Somalia, … la lista es interminable. Y ante tales guerras Europa tiene una doble vara de medir: da cobijo a todos los refugiados ucranianos y a muy poquitos palestinos que huyen del genocidio sionista.
Llamar mafia a las personas que huyen de estas guerras, de las catástrofes naturales y de la explotación occidental de los recursos mineros y naturales de África no solo es un bulo sino un insulto criminalizador. ¿Son mafia los que caminan por el desierto desde Mali hasta Túnez o Mauritania y no lo son los gobiernos que cobran de Europa y España para dejarles morir en ese desierto? ¿Qué mafias organizan a quienes nadan hacia Tarajal?
La propuesta del PSOE de inmigración circular son los famosos cupos donde los inmigrantes se convierten en mano de obra barata y temporal de usar y tirar. Vienen de su país reclutados y escogidos, son explotados y maltratados aquí y devueltos cuando ya el patrón no les necesita olvidando que se trata de personas y no de maquinaria o animales. Que se lo digan a las mujeres marroquíes vejadas y violadas al recoger la fresa o a los gambianos y sudamericanos malviviendo en las chabolas murcianas. Los y las inmigrantes somos personas normales y dignas como todas y todos, tenemos derecho a formar familias, tejer lazos de amistad; hemos venido para quedarnos y nuestra contribución a esta sociedad es imprescindible.
Las “vías legales y seguras” para inmigrar no pueden ser interminables colas ante las embajadas españolas de inmigrantes que verán inevitablemente denegado su visado e intentarán emigrar de cualquier forma. La única vía segura es la libertad de emigrar, que podamos venir como cualquier turista, que haya derecho real de asilo sin restricciones como lo reclamaban los que huían de la guerra civil española.
Este debate tiene mucho de racismo. Se magnifican las llegadas de migrantes, se notician los delitos que presuntamente cometen mientras se normalizan los impunes crímenes de guerra y las muertes en el mar. Todo el mundo sabe, pero se silencia, que las personas inmigradas tenemos que trabajar en la economía sumergida para sobrevivir porque la Ley de Extranjería no permite que se nos contrate legalmente antes de los 3 años de estancia. Y son millares los accidentes de trabajo incluso muertes de inmigrantes sin papeles, pero en los medios hay que buscarlos con lupa.
Una discriminación que se nota en todas partes, que nos trata de invisibilizar cuando se contabiliza nuestro número según las estadísticas del padrón, siendo como es un hecho común que multitud de ayuntamientos niegan el padrón a las personas inmigradas unos por el simple hecho de serlo y otros porque carecen de piso alquilado o en propiedad
La discriminación ejercida contra las personas inmigradas repercute en toda la sociedad. Es la discriminación de los empresarios que amenazan a todos los trabajadores con el despido si responden contra la explotación, contra el aumento de la jornada laboral y el estancamiento de los salarios. Se obliga al inmigrante a aceptar cualquier trabajo esclavo para conseguir los papeles para ir acostumbrando al trabajador autóctono a aceptar también cualquier trabajo por lesivo que sea.
Es un racismo de las leyes y las instituciones al servicio de los poderosos. Y este racismo no terminará hasta que seamos de verdad todos iguales en derechos, todos con papeles, todos con las mismas leyes sin Ley de Extranjería.
Y para esta auténtica justicia social es imprescindible que las y los inmigrantes levantemos nuestra voz, nos pongamos en pie, mostremos el coraje que nos permitió emigrar, salgamos a la calle y juntos inmigrantes y autóctonos reclamemos una sociedad mejor y una vida digna. Barcelona 30/08/2024.
Asociación Papeles y Derechos para Todas y Todos
Fuente: Comunicados en kaosenlared.net
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