Es hora de un sindicalismo global que cumpla
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En las últimas semanas he abordado desde estas página de Nuevatribuna y desde mi muro en Facebook, también con notas distribuidas por WhatsApp, diversas situaciones de las que, en mi opinión, se desprenden importantes carencias de iniciativa sindical por parte de las estructuras del sindicalismo transnacional, global. También de las nacionales que las integran. Pretendo ahora establecer no tanto la acumulación de situaciones concretas como un cierto balance y algunas sugerencias o propuestas. Apuntaré solamente las situaciones más significativas detectadas en sólo estos meses de julio y agosto, informaciones que me han llegado en mi jubilación de la actividad sindical regular. Por otra parte, todo ello merece un más amplio análisis y propuestas concretas, quizás una tesis doctoral. Ahora deberían responder quienes han asumido responsabilidades al respecto.
Se trata de importantes y graves violaciones de los derechos del trabajo producidas estas semanas en diversos países, concretamente: Indonesia, Uganda, Irán, Honduras, El Salvador, Australia, Botsuana, Brasil, Namibia, Nigeria, Chequia, Bulgaria, Hungría, Sudáfrica, Georgia, Bangladesh, Turquía, Corea del Sur, Suecia, Perú, México, Italia, Myanmar, Serbia y Pakistan. En algunos en más de una de las cadenas de producción de las multinacionales que por ellos transitan, casi todos en el Sur social y geográfico.
En estos países las violaciones de los derechos laborales apuntan a la directa responsabilidad de multinacionales con sede (casi todas) en países del Norte social y geográfico, que tienen proveedores en los países citados en calidad de filiales o contratas en uno u otro grado de subcontratación.
Frente a los problemas las respuestas efectivas han partido casi exclusivamente de los trabajadores directamente afectados, esencialmente desde la acción huelguística y manifestaciones
Se trata de las siguientes multinacionales: TSINGSAN (China), Grupo TIANTANG (China), DELTA APPAREL (USA), ANGLO AMERICAN (Reino Unido), LIBERTY STEEL (Reino Unido), FORD (USA), EVOLUTION GAMING (Suecia), MERSEN (Francia), SAMSUNG (Corea del Sur), TESLA (USA), ARCELORMITTAL (Luxemburgo), ARMANI (Italia), DIOR (Francia), YURA CORPORATION (Corea del Sur), SHARGH-KHYBER (Afganistán), ASSA ABLOY (Suecia), así como en diverso grado todas las multinacionales del petróleo y gas, y también las de los diamantes.
Parecen muchas, aunque seguramente no son todas las reseñables. Y seguramente también no son más que las desgraciadamente habituales desde hace años, sólo que ahora es mérito del sindicalismo de los países emergentes no callar ante estas brutalidades, y de las organizaciones sindicales transnacionales hacerse eco de sus denuncias, aunque quizás esta acción sea insuficiente.
Los problemas planteados, apuntados ya antes en las referidas notas, no necesitan demasiadas líneas de estas mis notas: violación de los derechos de Libertad Sindical y Negociación Colectiva, salarios de miseria y brutales condiciones de trabajo (salud y seguridad entre ellas), cierres de fábricas, represión policial y militar.
Y frente a tales problemas las respuestas efectivas han partido casi exclusivamente de los trabajadores directamente afectados, esencialmente desde la acción huelguística y manifestaciones desde los centros de trabajo y en las calles de los respectivos países, con algunas acciones novedosas, como las “huelgas solidarias de amistad” en los países nórdicos en torno a los talleres de TESLA en Suecia. Pero nada más. Ni una propuesta u orientación de acción sindical en el conjunto empresarial afectado.
La intervención de las estructuras transnacionales del sindicalismo se ha limitado en todos estos casos citados a dos funciones ciertamente necesarias: la información y la denuncia. Y en bastantes, no en todos, a la formal afirmación de “Solidaridad” desde el sindicalismo organizado, aunque sin ninguna iniciativa al respecto, una “solidaridad de papel”. En general ni siquiera se adjunta alguna información sobre la multinacional: actividad, sede, mapa de su cadena de valor, trabajadores en el mundo, facturación…, que serían de evidente interés para la necesaria respuesta sindical global.
La intervención de las estructuras transnacionales del sindicalismo se ha limitado en todos estos casos citados a dos funciones ciertamente necesarias: la información y la denuncia
Hay que entender, como se desprende de numerosos documentos sindicales, que los problemas planteados en un centro de trabajo afectan de una u otra forma a toda la estructura laboral e industrial del correspondiente proceso de producción y distribución, consecuencia lógica de la globalización. En este marco el concepto de Solidaridad ha de interesar a toda la clase trabajadora integrada en esta interrelacionada estructura empresarial. Porque a todos interesa, pues afecta a los intereses de todos. A los más explotados parece evidente. Pero también a los que estén en mejores condiciones, pues éstos perderán progresivamente sus “privilegios” si quedan aislados, si empeoran los de otras unidades de la cadena, más allá del nada despreciable sentimiento de la genérica solidaridad como esencia del sindicalismo.
Desde hace años eso se ha entendido, mejor o peor, en los diversos ámbitos nacionales, pero corresponde ya plantearlo en los ámbitos globales cuando se trata, como en los supuestos referenciados, a estructuras empresariales globales, “multinacionales” les hemos denominado desde hace años.
En todos los casos antes mencionados la respuesta sindical global no ha pasado de una información y denuncia, que además no está claro haya llegado a toda la cadena, con proclamas que no van más allá de la solidaridad “de papel”. Si se hubieran producido otras formas de acción sindical más eficaz, han pasado desapercibidas para las estructuras responsables de difundirlas.
Todo ello merece una seria reflexión de las organizaciones sindicales supranacionales, y también (y no menor) de las estructuras sindicales de los países y sectores que las integran, particularmente los de las casas matrices de las multinacionales que tienen una concreta responsabilidad en las decisiones supranacionales que se toman, o que no se toman. También del sindicalismo de los países emergentes.
Estoy planteando la necesaria respuesta “multinacional”, del mismo ámbito que el de la empresa afectada, consciente que no se trata de una “huelga general” cada día y ante cada problema, pero sí la acción que responda a la conciencia del interés individual y colectivo afectado, una conciencia en la que ha de incidir, orientando y coordinando, la iniciativa sindical global.
Estoy planteando la necesaria respuesta “multinacional”, del mismo ámbito que el de la empresa afectada
Hemos asistido a la reiterada inoperancia de las principales estructuras sindicales supranacionales relacionadas con estas cuestiones, como son: la Confederación Sindical Internacional (ITUC-CSI), la Confederación Sindical Europea (ETUC-CES), y las Federaciones Sindicales de Industria internacional y europea (Industria Global Unión e Industriall European Trade Unión). En la CSI y en IndustriALL Global Union se integran tanto los sindicatos de las cabeceras de las multinacionales y los de los países de las sedes de éstas, como los de las empresas de los países a los que se extienden sus cadenas de producción, y en ITUC-CES e IndustriALL European se integran los sindicatos de las muchas multinacionales con matriz europea. Inoperancia de estas estructuras supranacionales cuya responsabilidad tampoco pueden eludir los sindicatos de los países de las matrices de la multinacional, ni los de éstas. Sin embargo, frente a tales inoperancias, en todas las estructuras sindicales citadas de los ámbitos supranacionales, y también en las de los principales países del Norte social, existen positivas experiencias que podrían, deberían, tomarse como referencia para generalizarlas.
Vista la inacción sindical señalada, y partiendo de las mencionadas positivas experiencias, me permito sugerir algunas líneas de trabajo:
Información de los hechos, denuncia e impulso de la solidaridad material y de acción sindical (paros, manifestaciones, actos públicos…) con el ámbito sindical afectado en primer lugar.
Exigencia a la/s empresa/s multinacional/es en cuya/s cadena/s de valor se produce la violación de los derechos laborales, así como a las organizaciones empresariales y a las instituciones de gobierno del país en el que se han dado, de una rápida y eficaz intervención. Presión directa sobre las mismas y a través de sus delegaciones en los países de toda la cadena, así como a sus estructuras supranacionales.
Hemos asistido a la reiterada inoperancia de las principales estructuras sindicales supranacionales relacionadas
Coordinación de las acciones sindicales de solidaridad para impulsar las anteriores iniciativas, asumiendo la particular responsabilidad y necesaria iniciativa de las estructuras sindicales de la cabecera de la casa matriz y de las supranacionales sectoriales y territoriales. Coordinación con las de lasorganizaciones nacionales del respectivo país, así como las de toda la cadena.
Y, sin necesidad de esperar a conflictos concretos, impulsar y generalizar la creación de instrumentos para incidir en la necesaria prevención, como son los ya verificados como eficaces: Acuerdos Marco Globales, Redes Sindicales, Comités Sindicales Globales, organismos paritarios para la prevención y la solución negociada…, y Acuerdos Globales Internacionales como los suscritos a partir de la catástrofe de Rana Plaza.
Ideas e iniciativas a desarrollar desde los diversos ámbitos de organización y de responsabilidad, en todos los eslabones de las cadenas de valor:
Las estructuras sindicales globales, particularmente La Confederación Sindical Internacional (ITUC-CSI), La Confederación Sindical Europea (CES) y las Federaciones sindicales IndustriALL Global Union e IndustriALL European Trade Union. A ellas corresponden la orientación, dirección y coordinación sindicalde las iniciativas que tomen las de los otros ámbitos, así como hacia las grandes multinacionales, la OIT, los Estados y las estructuras de gobierno supranacionales (ONU, UE…).
Mucha responsabilidad tiene el sindicalismo global que ha de cumplir su cometido. ¡El sindicalismo global para el que ha llegado ya la hora!
Las estructuras sindicales de los países de las sedes de las multinacionales, e, interrelacionadas con ellas, las de las casas matrices de éstas.
Las estructuras de los países en los que se sitúan las unidades de las cadenas de suministro, que no sólo pueden, deben, exigir medidas de prevención y corrección, sino impulsar un trabajo individual y colectivo con las multinacionales que en ellos operan, y el sindicalismo de cada centro de trabajo, así como con el sindicalismo de las cabeceras de las multinacionales y las estructuras sindicales globales.
El desarrollo de estas iniciativas, y sólo así, significará una efectiva construcción del sindicalismo global a partir del fortalecimiento de la acción y de la organización en todos los eslabones de las cadenas de valor mundiales, de la mutua interdependencia, de la mutua potenciación entre acción y organización a todos los niveles de las estructuras económicas, industriales y comerciales, nacionales y supranacionales.
Por otra parte, el avance en la consolidación de los derechos del trabajo en las cadenas de suministro de las multinacionales puede resultar determinante para su generalización en los países emergentes.
Se trata de problemas a abordar, y resolver, en el marco mundial de globalización, un marco de descolonización política, pero de creciente colonización económica con elementos de interdependencia. Frente a ello, la respuesta no puede ser la vuelta a las autarquías, sino el avance hacia nuevos desarrollos y equilibrios mundiales, hacia otra globalización, porque Otra Globalización es Posible.
Mucha responsabilidad para todo ello tiene el sindicalismo global, el sindicalismo global que ha de cumplir su cometido, ¡el sindicalismo global para el que ha llegado ya la hora!
Fuente: Isidor Boix en nuevatribuna.es
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